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lunes, 22 de abril de 2013

AGUA POTABLE. El cloro ¿AMIGO o ENEMIGO?

¿EL CLORO ES BUENO O MALO?

El dióxido de cloro se añade al agua potable para proteger al público de bacterias y otros microorganismos perjudiciales. La mayoría de la gente se expondrá al dióxido de cloro y a sus productos secundarios de desinfección (los iones de clorito) cuando tomen agua tratada con dióxido de cloro. La EPA (Agencia de protección ambiental de EEUU) ha establecido una concentración máxima permitida en agua potable de 0.8 miligramos de dióxido de cloro por litro de agua (mg/L) y 1.0 mg/L del ión de clorito. Sin embargo, la concentración de dióxido de cloro y de clorito iónico en el agua potable que usted bebe puede ser mayor o menor que estos niveles. Si usted se expone a cantidades muy altas de dióxido de cloro o clorito, podría sufrir falta del aliento y otros problemas respiratorios debido al daño que causan estas sustancias a la capacidad de la sangre para transportar oxígeno a través del cuerpo.


¿ES CANCERIGENO?


"Beber, ducharse o nadar en agua con cloro aumentaría el riesgo de padecer cáncer de vejiga.

Los resultados son los primeros en sugerir que esos químicos pueden ser peligrosos cuando se inhalan o atraviesan la piel, como así también cuando se ingieren, indicó el equipo dirigido por la doctora Cristina M. Villanueva, del Instituto Municipal de Investigación Médica de Barcelona.

Las sustancias químicas que se usan para desinfectar el agua, habitualmente el cloro, pueden producir subproductos relacionados con un aumento del riesgo de cáncer, destacaron los autores.

Los subproductos más frecuentes del uso de cloro, los trihalometanos (THM), pueden ingresar al organismo a través de la piel o por inhalación, agregó el equipo.

Para conocer la relación entre la exposición a los THM y el riesgo de cáncer de vejiga, los investigadores compararon a 1.219 hombres y mujeres con cáncer vesical con 1.271 participantes control libres de enfermedad, y los entrevistaron sobre la exposición al agua con cloro a través de agua potable, piscinas o duchas.

Los autores hallaron que las personas que vivían en casas con un nivel promedio de THM en el agua de más de 49 microgramos por litro tenían el doble de riesgo de desarrollar cáncer de vejiga que aquellos que vivían en hogares que tenían agua con una concentración de THM inferior a 8 microgramos por litro.

Los niveles de THM de unos 50 microgramos por litro son frecuentes en los países industrializados, agregaron los autores.


DETECCIÓN DEL CLORO

Hay distintos reactivos que pueden ser utilizados para detectar la presencia de cloro en el agua, el más utilizado es el reactivo comúnmente conocido como OTO (ortotolidina) que frente al agregado de 2 o 3 gotas a un vaso de agua de red manifiesta una coloración amarilla cuya intensidad varia en función de la concentración de este contaminante. Pueden encontrarse coloraciones que van desde un tenue amarillo hasta un naranja subido.

 

 

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